Llegamos a Delhi y las sensaciones al llegar, son mucho mas tranquilas de lo que esperábamos después de lo que nos habían contado otros compañeros de viaje.
Es una ciudad con trafico en zonas concretas, ruidos, caos, suciedad por zonas, parques, pero nosotros llegamos a la zona de Main Bazzar, lugar con callejuelas que te invitan a quedarte sin entrar, pero cuando empiezas a andar por ellas, es fascinante la vida que se encuentra allí dentro, una calle de metro y medio de ancho donde conviven, turistas, locales, tenderos, motos, bicicletas, transeúntes, sin la cuarta parte de ruido y protegiendo del sol.
El primer día fuimos a parar al mas barato que encontramos, una ratonera que ya no nos teníamos que haber quedado, pero ya nos suele pasar, que después de toda la noche sin descansar demasiado, no tenemos ganas de buscar demasiado.Luego vas viendo en el negro, tipos de gris, como que la localización no esta mal, que es mas o menos tranquilo, y pasas la noche sin complicaciones.
Calle de nuestra Guest House
Teníamos dos objetivos claros, ir a un astrólogo y comprar una furgoneta.
Lo primero fue una experiencia muy agradable quitando el contenido de la explicación (todo bien por cierto), fuimos en metro, donde nos acompañó un fabricante de maquinaria pesada tipo carretillas elevadoras de gran tonelaje, que nos acompaño, prácticamente hasta el lugar, con una parte del trayecto fue en exteriores y pudimos ver el pequeño pulmón de Delhi con un parque enorme y bien cuidado.
El Sr. astrólogo, nos fue a buscar, nos ofreció zumo de manzana, comida y postre.
No sabemos si es parte del estudio previo a lo que ven y traducen al invitado.
Después de la visita, nos acompañaron de nuevo a la estación de metro, la amabilidad del indio seguía presente.
Cenamos con Ben y Maria, la pareja alemano-ruano que conocimos en Majuli, nos contaron la experiencia que tuvieron durante el terremoto en Kathmandu en un restaurante indio típico, y un lassie en el único sitio que a Maria no le había hecho daño jejejejeje.
Al día siguiente nos trasladamos a su hotel, un lugar con una habitación mas amplia, y con una apertura interior, donde entraba la luz a raudales, y tenia terraza, ideal por la noche y para secar la ropa bien escurrida en un par de horas sino antes.
Nos volvemos a perder por el lugar, caminamos y cuando ya estábamos a punto de volver, un rick chow muy amable nos dice que por 100Rs, nos hace un viaje de 12 km, donde se puede ver una estatua de Gandhi, un templo de Sicks, el parlamento y la casa del primer ministro indio.
Cuando estábamos a punto de acabar, el tipo nos dice que entremos (nos tendríais que ver con las pintas, camisa nueva heredada de un canadiense, en pantalón corto de montaña y crocs llenas de polvo), una tienda de souvenirs pija, hacemos la vuelta a la tienda de mala gana y nos vamos. A esto el tipo se para a 500 metros y nos dice que si entramos le pagan un litro de gasolina y pagamos la mitad jejejejejeje, a esto que ya se me acaba la paciencia y que tire, a esto el hombre se paso refunfuñando los dos últimos km. Le pagamos y le deseamos un buen día. Hay que ir con mil ojos, demasiadas veces se hace como favor, aunque hay que decir que si te niegas y le explicas tus motivos por no pagarle, muchos acaban diciendo NO PROBLEM SIR. Son muy majos, tienes que armarte en paciencia, y todo fluye, si entras en circulo negativo, hay muchos motivos para no salir de ahí, pero si pasas esa ligera etapa, descubres mucho mas.
Nuestro segundo objetivo era encontrar una furgoneta, estuvimos buscando en los distintos concesionarios y con los dealers de la ciudad, pero no encontramos lo que buscamos, así que decidimos irnos rumbo a Himachal Pradesh en bus.
Con Greta y Vero de nuevo
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