Después de dejar Argentina definitivamente o al menos en este viaje con una gran pena, entramos ilusionados a Santiago de Chile, una ciudad que casi todo el mundo con quien coincidimos, nos decían que era una ciudad para vivir, no para turismo.
Llegamos con un objetivo claro, ver el partido entre el Barça y el Atlentico de Madrid de Champions. Fuimos a parar al California, lugar que conocimos a Alejandro y José Luis, unos chilenos que después del partido nos invitaron a unos pisco sour, piscola y a cenar. No se podía haber entrado mejor en Chile. Roy, un amigo de Barcelona donde nos íbamos a hospedar hasta el viernes, nos estaba esperando en casa y llegamos un poco tarde después de pasar toda la noche con estos chicos.
- Viendo el partido
- Cenando en el Liguria
Llegamos a casa de Roy, un apartamento ubicado en una muy buena zona Providencia, comparado con Pedralbes en Barcelona, y como no y como buen anfitrión, nos esperaba con un piscola. Estuvimos charlando un ratito y a dormir.
Al día siguiente estábamos un poco cansados por lo que nos dedicamos a ir a comprar para preparar la cena y llevar nuestra cámara a arreglar. Cenamos unas pechugas de pollo con cebolla y champiñónes que estaba muy bueno, la verdad sea dicha. Conversamos hasta altas horas. Roy nos deleitó con unas canciones maravillosas mientras recordábamos historias de Barcelona.
Hicimos un tour gratis que hacen unos chicos disfrazados de Wally, que solo les das propina si te han gustado las explicaciones que te han dado. Es un poco tener una idea general de historia, política y costumbres de los chilenos. Volvimos a cenar con Roy y fue la despedida porque ya no sabemos cuando nos volveremos a ver. Muchas gracias compañero y amigo, un gusto haberte conocido mejor y en otro contexto.
Al día siguiente Alejandro se fué a ver la copa Davis entre Chile y Paraguay, invitado por Alejandro, el amigo chileno que conocimos el primer día. No aguantamos demasiado, vimos el final del primer partido y el primer set del segundo partido. Lo mejor fue ir a comer un sitio típico, La Fuente Alemana, un lugar que hacían unos bocatas que no te caben en la boca, lleno a reventar de lugareños.
Por la tarde quedamos con Bernardo y Ramón, los amigos que conocimos en Torres del Paine, que vivían en el barrio del Golf, otro lugar precioso. Cenamos con ellos un sushi y unas cervecitas australes. Sentimos un terremoto de grado 6 aproximadamente, una experiencia tranquila al ver que ellos ni se inmutaron, lo que tiene la experiencia. Duró como 30 segundos aproximadamente. Los vecinos gritaban que era el final, pero no, paso rápidamente.
Ese día tocaba ir a una fiesta de un amigo de Ramón y lo pasamos genial, conocimos a un montón de gente, conversamos sobre las anécdotas de Torres del Paine, sobre los piques entre Ramón y Serena para ver quien llegaba primero a la meta. Bernardo y Alejandro no se enteraron de nada, no iba con ellos.
Hicimos una copa después de la fiesta en otro lugar que no nos querían dejar entrar. Tuvimos que utilizar la mítica frase » venimos de Barcelona únicamente para conocer este lugar» y funciono.
A la salida conocimos a Magdalena, y acabamos tomando un desayuno a base de queso y vino tinto en su casa, preciosa por cierto.
Acto seguido nos fuimos a casa de Bernardo, nuestra casa por ese fin de semana, un autentico hogar, con una cocina americana, un living y una habitación en el mismo espacio, con una ducha amplia increíble. También tenia una bañera pero no la utilizamos. Después de dormir, Bernardo tenia que recoger parte de sus cosas para ir a una boda por la tarde y nos fuimos a comer con ellos y dos amigos mas. Recordamos anécdotas sobre el dia anterior y nos reímos otro rato. Por la tarde sesión de películas en la cama, ya nos cuesta recuperarnos un día mínimo, ya tenemos una edad.
- Suit en casa de Ramon
Al dia siguiente otro tour for tips.
Por la tarde quedamos de nuevo con Magdalena, acabamos tomando piscosour en el Tiramisu, un lugar donde hacen unas pizzas increíblemente deliciosas. También quedamos con Bernardo de nuevo ya que tenia que volver a recoger ciertas cosas y conocimos a su mama, una mujer guapísima como el hijo. Nos despedimos, le agradecimos y quedamos que nos volveríamos a ver en Barcelona.