Después de pagar cada pasaje 1.078 pesos argentinos, después de pasar toda la noche y todo el día en un bus y no saber como colocarte, después de 4 películas, unas más buenas que otras, después de no haber consumido ni una sola caloría en 24h y no parar de ingerir todo tipo de alimentos, y felicitar a la hermana de Alejandro por su cumpleaños, llegamos a Bariloche, una ciudad típica de una estación de ski, con una avenida principal enorme llena de comercios y un lago estupendo, el Nahuel Huapi.
Nos alojamos en un Camping, concretamente en el Selva Negra 70 pesos la noche, lugar donde nos desapareció una olla, dos vasos monísimos que habíamos comprado y nos servía de medidor para cocinar. No hubo demasiado feeling con nadie del personal, pero allí nos quedamos 4 noches.
Hicimos dos ascensiones que valen mucho la pena, el Refugio Frey (1700 m), una excursión de aproximadamente unas 4horas de subida y tres horas de bajada. El refugio, lo llevaba un Argentino que como no, había estado en España y tenía un hijo allí, al cual iba a visitar en breve en el tiempo que se acaba el verano y empiezan de nuevo las nieves. Para acceder allí hay que ir hasta una estación de sky que se llama La Catedral y el bus tiene un coste de 10 pesos.
Al día siguiente subimos al Refugio Otto Meiling (1930 m), el más alto del lugar, dentro de un parque nacional. Para llegar al lugar hay que contratar un transfer que cuesta 250 pesos y te deja en la loma antes de subir la montaña y te recoge al día siguiente a las 16horas.El coste de dormir en el refugio es de 150 pesos por persona y al igual que en el Frey, toda la mercancía la suben o andando con mochilas o en alguna ocasión con caballos, pero no están muy de acuerdo en utilizar esta última opción porque desgarra el terreno (todos los extremos son malos bajo nuestro punto de vista, y más teniendo en cuenta que hay excursiones diarias en caballo hasta justo antes de llegar al refugio, bueno justo antes no, una horita antes).
Allí pasamos la noche en una habitación 60 personas, todos juntos. Descartamos el tema de la carpa porque en Bariloche nos dijeron que hacía mucho viento y como nuestros sacos no son de lo mejor que llevamos, decidimos dormir en el propio refugio. Ese día cenamos fuera una maravillosa sopa con arroz que después de cocinada tardó unos 3 minutos en quedarse fria de nevera, una experiencia más, hacía un frío enorme. La gente nos explicaba que antiguamente se podía subir con skies al hombro y bajar desde el pico esquiando, bajo tu propio riesgo, pero era una experiencia inolvidable.
A la mañana siguiente nos levantamos con lluvia constante y sobre las 11h decidimos bajar. La lluvia nos acompaño todo el camino y hubo momentos duros debido al barro acumulado, pero en general es un camino muy practicable. Bajando nos encontramos con Thomas y Pia, una pareja que no era pareja de alemanes que tomamos cerveza y jugamos al Domino, chicos contra chicas. Las Chicas ganaron y que coincidencias de la vida iban en la misma dirección que nosotros y tenían coche, por lo que con ellos nos fuimos la mañana siguiente hacía el Bolson.